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jueves, 14 de octubre de 2010

All Inclusive Day

Unas negras nubes amenazaban al Sol. Era un mal augurio y eso presagiaba una dura y cruenta batalla. Aquel día las criaturas no tendrían piedad alguna.
            Mientras los guerreros comprobaban la maquinaria y preparaban la munición, alguna criatura solitaria se atrevió a acercarse a la barricada* pero fue fácilmente repelida.
            Una mórbida calma se respiraba precediendo a la tormenta que estaba por empezar. Los guerreros se acordaron de sus seres queridos y los creyentes rezaron a sus dioses. Sin poder hacer nada para evitarlo el reloj marcó las 11:00 A.M. y  todo comenzó. Todos los oscuros seres miraron en la misma dirección.
            Aparecieron las primeras oleadas de criaturas. Al principio atacaban en grupos reducidos que poco a poco iban creciendo. Estaban dispuestas a engullir todo lo engullible que encontraran a su paso. Los guerreros aguantaban bien, ya que iban apareciendo de manera escalonada. Pero entonces algo terriblemente trascendental sucedió. Una solitaria gota de agua se dejó caer de las nubes yendo a estrellarse en la afeitada cabeza de una enorme criatura. Eso le despertó su más maléfico instinto devorador y corrió inducida por un trance hacia la barricada en donde los guerreros se defendían como podían. Más gotas del cielo cayeron y la catástrofe fue inminente. Una avalancha de criaturas corrió en estampida hacia la barricada, todas con la misma idea en mente, todos dispuestos a lo que fuera por conseguirlo.

-         One coffee, one tea – gruñó una de las criaturas.

Los guerreros disparaban y disparaban pero las huestes de criaturas eran interminables porque después de engullir una dosis los seres volvían con desesperación a la cola, nada ni nadie podía detenerlos.

-         ¡Maldición, se ha acabado el barril! – gritó uno de los guerreros.

Eso significaba que uno de los combatientes debía abandonar a sus compañeros en el frente durante unos minutos, minutos crueles y duros, ya que un efectivo menos en las filas suponía más aglomeración de bestias tras la barricada. Pero siguieron aguantando, y cuando las fuerzas empezaban a desfallecer, el ausentado guerrero, después de haber cambiado el cartucho, regresó.
            La mañana transcurrió y las nubes y el chispeo no cesaban.

-         ¡Two coffees!
-         ¡One milky coffe, one tea!

Las criaturas con sus intimidatorias pinturas de guerra, (bulldogs, piolines, escudos de fútbol o patrióticas banderas de colores rojo, azul y blanco) seguían atacando despiadadamente. Un guerrero se descuidó y bajó la guardia y una de las criaturas mordió:
-         ¡Two vodkas and two cokes!                                                                                   
-         Sorry – contestó el desdichado guerrero – It´s only two drinks per person.

Eso encolerizó a la bestia.

-         ¡The cokes are not drinks, the cokes are for the childrens! – escupió el aterrador ser.

El heroico combatiente sufrió graves heridas psicológicas, pero no tuvo mas remedio que sobreponerse, si no lo hacía, su vida podía correr peligro.

Un solitario rayo de sol asomó de entre las nubes y algunas criaturas se sintieron algo aliviadas, eso provocaba que los monstruos se tomaran algo más de tiempo antes de volver a la cola infernal. Algo fundamental para que los combatientes aguantaran hasta el final del día.

Después de las biscues, exactamente a las 17:00, llegó la hora de las burgers & chips. Ahora las criaturas tenían más material para devorar y saciar sus ansias. A su paso dejaban un paisaje completamente desolador, repleto de manchas de sangre**.

Las horas transcurrieron sin tregua. A últimas horas de la tarde se abrió otra sección en donde otro batallón de combatientes estaba preparado. Allí las criaturas podían devorar y devorar, eso provocaba una ligera tregua a nuestros agotados guerreros, así pudiendo rearmarse y recuperar fuerzas.

Las tinieblas se cernieron y la noche llegó, las traicioneras criaturas volvieron a la carga sin haber saciado aún sus ansias. Aquel momento de la batalla fue duro y encarnizado. Sobre las 22:40, aproximadamente un gran ejército de monstruos se congregó para atacar al unísono. Otro guerrero fue herido de gravedad cuando uno le ladró:
-         ¡Two gintonics, two pints!
-         ¡Two drins, It´s only two drinnks! – se repitió otra vez la escena.
                                                                                                                                                                               
Los hombres aguantaban como podían, esa era la última oleada. A las 22:58 uno decidió salir para activar el escudo protector.
-         Suerte – le deseó uno de sus compañeros.
Y cuando sus débiles y agotados cuerpos estaban a punto de desfallecer el reloj marcó la gloriosa hora, las 11:00 P.M.

Después de doce agónicas horas, al fin los guerreros pudieron respirar profundamente. Aquel día no habían sufrido bajas físicas pero las secuelas psicológicas habían sido cuantiosas. Y lo cierto era que la guerra no había terminado y al día siguiente las fétidas criaturas volverían, y solo Dios sabía si sobrevivirían.

FIN

* La barra del bar.
** Ketchup.

Basado en hechos reales.

5 comentarios:

  1. La historia está algo adornada pero los hechos y las sensaciones son 100% reales. Vivido en mis propias carnes en mi decadente profesión.

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  2. Jolines Pedro, me he reido un montónnnn, es buenisismo.
    Rosa

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  3. Gracias, experiencias laborales y laboriosas jeje

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  4. Te has lucido Pedro ^^

    A ver cuando nos deleitas con una historia que contenga el ombligo del mundo!!!

    Karaspatula.

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  5. La historia del obligo es demasiado extensa para ser narrada ;)

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