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sábado, 16 de octubre de 2010

La leyenda de los topos

Cuentan, que en un lejano planeta nació y evolucionó una extraña civilización de una inteligencia superior. El planeta se llamaba Contre y sus habitantes eran denominados los topos. Eran seres de muy baja estatura, no superando el metro treinta, y como su nombre indica eran parecidos a topos. Su peludo cuerpo era rechoncho y estaba provisto de una gran cabeza con un largo hocico y pequeños ojos. Sus miembros eran cortos pero muy gruesos y terminaban en unas amenazadoras largas zarpas. A pesar de ello, los topos eran un pueblo pacífico que detestaba la guerra. Vivían en pequeñas aldeas en casas redondas semienterradas desprovistas de ventanas. No eran propensos a salir a la luz del día, ya que sus ojos eran muy sensibles a ella. Pero ese defecto genético fue resuelto, ya que los topos eran unos apasionados de la ciencia y con sus investigaciones solucionaron el problema. A pesar de no salir de su planeta, era una raza muy sabia y culta porque enviaban miles de sondas diariamente a explorar el espacio exterior. Su tecnología era superior, sus grandes cerebros descubrieron, crearon y realizaron infinidad de proyectos.
            Su líder era el rey Lombriz XIII y a parte de honrado estaba considerado el mas sabio de su raza, y era amado y respetado por su pueblo. Se decía de él que tenía cientos de años y que era el ser mas inteligente del universo.
            Así su inigualable tecnología llegó a oídos del ambicioso emperador tirano Duduriel I, despertando su curiosidad. Duduriel era el líder del mayor imperio jamás conocido. Todos los planetas que encontraba a su paso eran absorbidos por el imperio, esclavizados o destruidos. Su poder no tenía oposición. Intentó pues, disuadir a los topos para que pusieran su tecnología al servicio del imperio proponiéndoles crear armas. Primero mandó a un  embajador en su nombre y recibió un no por respuesta. Después haciendo un gran esfuerzo, tragándose su orgullo y rebajándose se presentó él mismo en persona; el emperador Dudurie I viajó hasta el planeta Contre. Y recibió la misma respuesta. No. Los topos jamás accederían a poner su ciencia al servicio de la guerra. Enfurecido profundamente y con el honor perdido (a su juicio) el emperador decidió destruir el planeta Contre con sus habitantes en su interior. Pero algo sucedió. El planeta fue destruido, pero sus habitantes desaparecieron antes de que esto sucediera. No dejaron rastro, misteriosamente se esfumaron y nadie volvió a verlos jamás ni nadie supo más de ellos.
            Hasta que…

FIN

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