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lunes, 3 de enero de 2011

Lunaria


En algún lugar de la galaxia, existe una pequeña estrella, a su alrededor orbita un planeta llamado Iacho. Las bajas temperaturas de dicho planeta lo hacen un lugar prácticamente inhabitable, a excepción de pequeños microorganismos capaces de aprovechar el escaso oxígeno absorbiéndolo del hielo. Desde el espacio dicho planeta no es más que un punto blanco en su totalidad, cegador, con surcos que forman montañas, valles, mesetas… todo yermo, desolado, muerto.

            Dos lunas orbitan alrededor de Iacho: Lunisola y Lunaria.
           
Lunisola es un clon pequeño de su madre, un desolador pedazo de hielo girando en torno a otro más grande.
Lunaria, astro mucho más pequeño que Lunisola, orbita mucho más cerca de la incandescente estrella. Eso es el motivo por el cual la naturaleza ha sido capaz de engendrar vida en sus entrañas, y permitir que ésta evolucionara. O tal vez, tal y como cuentan las leyendas de los seres que habitan allí, su origen es el mismo planeta Iacho, que tras sufrir alguna catástrofe, natural o no, se desvió de su órbita alejándose del sol y congelando sus mares acabando con la vida casi en su totalidad.

Las condiciones de vida son realmente duras para todos los seres que habitan en Lunaria. Sus montañas poco altas y sus grandes praderas están dominadas por unas lanudas bestias llamadas vacufalos. Gran animal rumiante, cuyo largo hocico está recubierto de una gruesa piel que le permite rastrear y buscar las pequeñas hierbas que luchan por vivir venciendo a la nieve. Su natural olfato le hace capaz de encontrar el alimento suficiente para que el animal crezca robusto y con la capacidad de acumular la grasa necesaria para protegerse del frío. A veces, en ciertas épocas del año, pueden permitirse el lujo de añadir las verdes hojas de las ramas más bajas de los árboles de los poco frondosos bosques.
A parte de los vacufalos, de pequeños reptiles y roedores, el otro ser que habita y domina Lunaria es el lunariano. Los lunarianos son una raza humanoide de grandísima inteligencia, la cual ha sido capaz de evolucionar, avanzar, progresar de tal manera que ha podido desarrollar la tecnología a niveles inimaginables, con los escasos recursos de los que su pequeña tierra es capaz de ofrecerles.
La mayor peculiaridad de los lunarianos es el azul de su piel. Un azul intenso, y a pesar de su aparente finura, la piel está completamente adaptada al frío de su luna. Suelen ser poco robustos, fibrosos. Su cuerpo apenas tiene vello, a excepción de su pelo que suele ser de colores vivos e intensos.
Tradicionales pero con visión de futuro, los lunarianos se alimentan de los pocos vegetales que son capaces de germinar, a los que  los avances químicos han dotado de mayor resistencia. Excavan grandes hoyos en los que cultivar, con objetivo de protegerlos de los gélidos vientos. Pero el alimento que proporciona mayor energía a los habitantes azulados de Lunaria, es la carne y la leche de vacufalo.
Las pequeñas aldeas en las que viven están meticulosamente ordenadas, y sembradas por rectangulares edificaciones acabadas en pico, cuyos tejados ocultan un sofisticado sistema de almacenamiento y filtrado de agua, lo que convierte un problema (la nieve) en una utilidad. De todos los tejados, al menos un enorme tubo sobresale, que desprernden ráfagas de aire caliente. Entre los edificios, todos grises, construidos con el mismo material sin pintar, hay numerosos y cuidados parques en los que sembraban arbustos y líquenes cuyo principal color es el gris en multitud de tonalidades.
Los pequeños edificios, que nunca sobrepasan los dos pisos, esconden grandes secretos en su interior. Crecen hacia abajo, hacia el interior de la tierra. Debido a la imposibilidad de de permanecer mucho tiempo en la intemperie la mayor parte del año debido al frío, los lunarianos empezaron a construir túneles y cámaras bajo tierra. Por lo que la impresión que pueden dar los pueblos de pequeños y poco habitados, es una mera ilusión, ya que su centro y ebullición de la vida están en las entrañas de la tierra. Fábricas, tiendas, bares, aeropuertos… todo está bajo tierra. También hay calles-túneles e incluso autopistas capaces de unir varios pueblos. El frío exterior contrasta con el calor del interior de los hogares de los lunarianos.

De tradiciones severas pero pacíficas, en su conquista del espacio, descubrieron otras galaxias, otros mundos, otras civilizaciones. Pero esos descubrimientos, gratos al principio, se transformarían en preocupaciones, y pronto se verían obligados a entrar a formar parte en una guerra capaz de llegar a sus hogares.
Pero bueno, eso es otra historia…

5 comentarios:

  1. Cualquiera diría que Lunaria está inspirada en Avatar, lo cual es totalmente erróneo ya que nació en mi mente y en mi proyecto de novela en el marzo del año 2007. Esto no es para mí mas que un ejercicio para darle más vida, más credibilidad. Espero que os guste.

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  2. Me fascina tu imaginación para crear estos mundos extraños, y a mí casualmente me ocurrió lo mismo con el último relato que he editado perteneciente a un pequeño libro que escribí en 1.999. Y claro que nos gusta.

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  3. Muchas gracias, me encanta imaginar mundos y personajes, es un placer.

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  4. uauuuuuu Pedrooo....es fascinante...!!!! me encanta....

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  5. Gracias, no es más que un documental de un lugar que sale en mi proyecto de novela ;)

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