Carlos era un chico normal y
corriente que vivía en un humilde apartamento con su madre. Sus hermanos ya se
habían emancipado y su padre, un hombre cruel y agresivo, había fallecido cinco
años atrás, empezando con ello una nueva vida.
Una mañana
de finales de enero, el joven se levantó temprano para ir a trabajar un día más
a la obra. Aquel invierno había sido muy piadoso y la calidez de los días se
asemejaban más a una fresca primavera. Pero aquella mañana fue distinta. Carlos
se levantó con el frío metido en el cuerpo, tiritando, contraído. Miró por la
ventana y aunque el sol no había salido aún, había suficiente claridad para
comprobar que el cielo estaba completamente despejado. Para ver si entraba en
calor, el chico se preparó un dulce y cargado café con leche para desayunar y,
aunque se quemó la lengua y el paladar, no consiguió desprenderse del gélido
frío que le recorría todo el cuerpo. Antes de marcharse de casa comprobó que
efectivamente no tenía fiebre.
Salió de casa, pasó por delante
del restaurante chino que estaba junto su portal y saludó a la dulce Xiaoyan
que como todas las mañanas barría risueña la acera.
-
Buenos días – saludó Carlos.
-
Buenos días – respondió la chica con una cálida
sonrisa.
Llegó al final de la calle, a los cinco minutos llegó Paco
con su coche, y ambos se fueron a trabajar al bloque de apartamentos que se
estaba construyendo a las afueras del pueblo.
Por la
tarde Carlos llegó a su casa y seguía igual, no lograba quitarse esa ingrata
sensación del cuerpo, ese intenso y gélido frío que empezaba a atormentarle. Ni
la sopa caliente, ni la estufa, ni las mantas conseguían aliviarlo, y eso que
el sol había brillado con fuerza todo el día.
Por la
noche apenas pudo conciliar el sueño, bajo kilos de mantas que le dificultaban
el movimiento, su mandíbula castañeteaba con fervor.
A partir de
entonces eso se convirtió en una tortuosa rutina, en un sin vivir. Pasaban los
días y el gélido malestar no cesaba. Fue a ver al doctor y no le encontró nada,
se vestía con numerosas mangas, con ropa térmica y ropa de buen grosor y nada.
Finalmente cayó en una profunda depresión y pidió la baja en
el trabajo. Los psicólogos tampoco le ofrecieron solución alguna. Los días
trascurrían uno tras otro sin cambos en su desgraciada vida.
Y cuando estaba a
punto de abandonar, cuando su mente le decía que no valía la pena vivir con tal
sufrimiento, algo sucedió:
Sonó el timbre.
-
¡Carlos, tienes visita! – informó su madre al chico que
vivía bajo capas de mantas metido en la cama en su habitación.
La puerta se abrió.
-
Buenos días – dijo Xiaoyan con la sonrisa más brillante
y cálida del mundo.
-
Buenos días – contestó Carlos después de titubear
sentado en la cama.
Xiaoyan apartó las mantas y abrazó con todas sus fuerzas a
Carlos. Éste la correspondió y ya nunca más volvió a tener frío.
Al parecer los chinos están consiguiendo soluciones para todo tipo de problemas. Un abrazo!
ResponderEliminarTodo lo que necesitas es amor, amor. Tenían razón los Beatles.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos cordiales.
A veces la cura de un mal que llegamos a tener solo está e un simple gesto de una persona en concreto. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando la solución está cerca a veces se tarda en aceptarla. Besos!
ResponderEliminarXiaoyan, casi a la mitad del texto al leer el nombre, me ha gustado.
ResponderEliminarEsta claro que lo que necesitaba era amor, pero amor en particular.
No esperaba este desenlace, me ha encantado.
Besos
El cariño es algo que necesitamos desde antes de ser "animales racionales"
ResponderEliminarInesperado final a un relato al que has sabido dar un aire de misterio des la primera línea.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Ey!... Me alegro de ver tu comentario..
ResponderEliminarSiempre estas ahí,
Me alegro de que estés ahí,
Y sigas con lo tuyo..
otro día te leo que ahora no puedo...
Un saludo!!! :)
y graciasssssss
El amor es ese abrigo de calor, de necesidad, de sentimientos y emociones, bello tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
Con el tiempo uno lo descubre, o lo reconoce... o lo acepta. El amor y sus formas de demostrarlo: sólo eso nos salva.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
HD
El amor es el abrigo que todos necesitamos para resguardarnos del frío.
ResponderEliminar"No se ama verdaderamente sino cuando se ama sin razón".- Anatole France
Un abrazo
El amor es una gran fuente de calor.¡Me ha encantado!
ResponderEliminarUn abrazo;)
Me encanto!!!
ResponderEliminarY creo que tengo frío :S
Besos!!
Fabi
Precioso relato para quitarnos el frío.
ResponderEliminarTienes unas hermosas letras en este espacio.
Con tu permiso, me quedo a leerte.
Un abrazo
La necesidad de un abrazo... Lo importante que es el sentimiento en la persona...
ResponderEliminarUn beso, me ha gustado mucho, Pedro.
Ummm amigo el amor.. siempre arropa.... siempre ayuda.. siempre esta ahí... como la vida, como la felicidad... para rescatarla..
ResponderEliminarbesos
Lo que necesitaba era la calidez de un abrazo...
ResponderEliminarpero no un simple abrazo, sino el de Xiaoyan.
Y me pregunto yo... Porque no fue él a dárselo...
Supuestamente no sabía que le pasaba... pero algo tenía que sentir al ver a Xiaoyan...
Un besitoo :)
No tienes nada nuevo, pero te dejo un saludo deseándote un feliz miércoles.
ResponderEliminarUn beso.