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domingo, 27 de febrero de 2011

1- Comando


En un oscuro callejón de un suburbio de Adan, la gran capital celestial de Edenia, tres sombras se movían a gran velocidad. Su única compañía, la luna, asomando por detrás de la lúgubre catedral abandonada. Tenían un objetivo muy claro, debían robar un carro militar lleno de rifles láser de última generación. Un disparo de una de aquellas armas era capaz de pulverizar a una persona, a parte de ser ligera y de fácil manejo. Eran un prototipo que habían traído para que el ejército celestial las probara. El subcomandante  celestial Sapus, se encargaba de supervisar todo el armamento antes de ser distribuido entre sus filas.
-         Ya estamos cerca – Andrus había sido elegido para capitanear esta misión. Era como todos los edenitas oscuros alto y de piel color café con leche. Tenía una cicatriz que le cruzaba la cara desde la sien hasta la barbilla, una herida de guerra.
-         Si, no podemos fallar, esta es una oportunidad de oro – León era experto en infiltración y, a pesar de su corta edad, ya tenía cierta experiencia en este tipo de misiones. Él era un edenita común, pero circunstancias de la vida lo habían llevado junto a su hermana menor Panterra, tercer miembro del comando, a alistarse al ejercito rebelde.
Los tres mercenarios iban igualmente vestidos con pantalón, jersey y botas largas de color negro. Su busto iba recubierto por una sólida y a la vez ligera armadura de combate gris oscuro. Su rostro y sus cabellos iban recubiertos con un yelmo el cual solo permitía que se les vieran los ojos. En la tenue luz de las farolas solo parecían tres manchas mas en la oscuridad.
-         Ya llegamos, dos calles más al norte y, teóricamente,  en exactamente tres minutos el carro blindado pasará por allí – dijo Panterra.
El emperador Mefistus III, conocido como el Dios, nombre que se había puesto él mismo, hacía 15 ciclos que reinaba, y su tiranía, al igual que su poder, habían superado con creces a su grandioso padre, hasta la fecha el más importante de todos los tiempos. Los rebeldes intentaban, con poco acierto, plantarle cara. Pero todo había empezado hacía milenios, en los tiempos antiguos desde que la familia Satirus empezara a  reinar en el planeta Edén y en gran parte del universo, al igual que hacía miles de años que existía una resistencia que, infructuosamente, se les oponía.
-         Mirad, allí hay un furgón  – Observó León.
Efectivamente un furgón estaba  parado en la acera del callejón. A aquellas horas de la noche no había un alma en la calle ya que en Adán, capital del universo, quien quebraba el toque de queda era severamente castigado.
-         Esto es muy sospechoso – rumió Andrus – no parece que haya nadie en el furgón.
-         Voy a echar un vistazo más de cerca – León se echó al suelo y reptó como una serpiente. Era el más rápido y el más sigiloso. Entonces se comunicaron por el comunicador instalado en el casco. El eficaz y meticulosamente codificado sistema les permitía comunicarse entre ellos a grandes distancias.
El furgón debía pasar por allí en dirección a la base de entrenamiento del imperio que tenía a las afueras de la ciudad, por lo que encontrárselo allí parado, fue una sorpresa para el comando. León miro al orto callejón buscando a sus compañeros del comando 3, y efectivamente allí estaban a unos metros, y el comando 2 no debería tardar demasiado en aparecer por el otro extremo del callejón. Se suponía que debía disparar un cañonazo con un rifle láser desde el extremo norte, mientras el comando 3 y el 1 al que pertenecían León, Panterra y Andrus debían asaltarlo desde el sur. Pero algo había cambiado. Escondido detrás de unos contenedores de basura, observó como los tres chicos del comando 3 se acercaban al carro. Cuando León iba a salir de su escondrijo, de repente un estremecedor estruendo rompió el silencio nocturno y el furgón saltó por los aires. León cayó de espaldas y un montón de restos del vehiculo le cayeron encima. Conmocionado y completamente sordo se incorporó con dificultad, y la imagen que vio le cortó la respiración. Un hombre del comando 3 había salido disparado más de diez metros de distancia y se había estrellado contra la pared de un edificio. Era imposible que hubiera sobrevivido., de sus otros dos compañeros solo quedaban restos difícilmente reconocibles. León se quedó conmocionado mirando la escena sin saber que hacer, no podía escuchar nada debido a la explosión. Sólo reaccionó cuando Panterra le tiró del brazo desde atrás. Su hermana le gritaba algo pero solo escuchaba un murmullo y era incapaz de entenderlo. La chica le tiraba del brazo y le hablaba, el fuego del carro en llamas se reflejaba en su cara. Finalmente León logro escuchar que le decía:
-         ¡Es una trampa! Debemos huir de aquí.
Entonces ríos de soldados celestiales empezaron a salir por todas partes.
-         ¡Estamos perdidos!, ¿qué podemos hacer?  - gritó Panterra a sus compañeros.
-         Yo no moriré sin luchar – Andrus había visto la muerte muy de cerca en innumerables ocasiones y no la temía.
Una pequeña puerta metálica de un ruinoso edificio se abrió y dos miembros del comando 2 salieron corriendo de ella. Pero no iban solos, una decena de soldados los perseguía, habían encontrado su escondrijo. Uno de ellos disparó y alcanzó a un miembro del comando. Se trataba de un chico joven que no hacía mucho que había ingresado en la resistencia, y en su segunda misión le abrieron un agujero del tamaño de un huevo en el pecho a la altura del corazón. Cayó inerte al suelo. El otro miembro del escuadrón logró escapar y reunirse con sus compañeros del comando 1.
-         ¡Nos han engañado!, ¡era todo una trampa!, ¡esto es el fin!
-         ¡Flip!, ¿dónde está el Jaq? - el francotirador y tercer miembro del comando 1, preguntó Andrus.
-         ¡Está muerto!, como nosotros en unos segundos.
Los cuatro se refugiaron detrás de unos contenedores de basura, un refugio inútil ya que estaban acorralados. Era el fin, nada podía salvarlos.
               En un ataque desesperado Andrus salió suicidamente y empezó a disparar contra los soldados. Consiguió abatir a cinco de ellos pero sus oponentes sumaban más de cincuenta, y allí acribillaron a uno de los hombres más valiosos de la resistencia. Centenares de disparos impactaron en su cuerpo destrozándolo fácilmente.
-         Esto es el final - León sacó el arma para seguir los pasos de su capitán entonces algo ocurrió.
Los soldados se acercaban lentamente, con los escudos en alto y en formación hacia sus víctimas. Sin piedad. Les habían enseñado la calaña que eran los miembros de la resistencia. Les habían dicho que entraban a las casas a robar y a matar a los ciudadanos, que violaban a las mujeres y después las mataban, que secuestraban a niños para venderlos como esclavos. Les habían lavado el cerebro para que los vieran como a monstruos.
               Una blanca luz cegó a los tres comandos atrapados. Entonces el aire se enfrió y la luz empezó a cambiar de colores. Una silueta se materializó ante ellos. Ante sus sorprendidos ojos surgió un extraño ser. Tenía forma humana, pero un enorme rabo le surgía a continuación de la columna vertebral. Su piel era verde y rugosa a excepción de una línea amarilla que le cruzaba desde los hombros por los brazos hasta la altura de la muñeca acabando en punta. Su única indumentaria era un redondo casco azul, y una coraza del mismo color. Llevaba una pequeña computadora en el brazo derecho. No cabía duda, era un reptil, un lagarto. Su cabeza era pequeña y estaba provista de un hocico. Por nariz tenía dos pequeños agujeros en la extremidad del morro. Sus ojos eran amarillos, y su pupila una raya negra. Al parpadear, dos membranas en cada ojo (inferior y superior) se cerraban y abrían rápidamente.
               Instintivamente Flip hizo el movimiento para encañonarle, pero veloz como el viento aquel lagarto le arrebató el arma.
-         Tranquilos, vengo a sacros de aquí - su voz era ronca y siseante.
-         ¿Cómo? – Panterra no daba crédito a lo que veían sus ojos - ¿quién eres tú?
-         No queda tiempo para explicaciones, si queréis vivir tenéis que seguirme.
-         ¿Cómo nos podemos fiar de ti? - desconfió Flip.
-         No os queda alternativa, ¡vamos! En unos segundos van a liquidaros, el que quiera vivir que me siga – y aquel lagarto saltó a la extraña luz de la que había salido y tal como había aparecido, desapareció.
Los tres comandos no podían creer lo que veían. León acercó la mano a aquella extraña luz y comprobó que su mano también desaparecía.
-         Es una especie de portal, debemos saltar a él
Y sin pensárselo dos veces saltó.
-         Vamos.
Seguidamente su hermana Panterra siguió sus pasos. El acongojado Flip se asomó por un costado del contenedor para evaluar la situación, y era muy crítica, los soldados ya estaban encima. Así que apretó los dientes, cerró los ojos y saltó a aquel extraño portal, desapareciendo también.
               Los soldados se acercaron cautelosamente a las acorraladas presas. Algo se movió detrás de aquellos cubos, así que sacaron las armas y empezaron a disparar sin piedad. Los disparos literalmente destrozaron los contenedores, dejándolos completamente calcinados; aún así, siguieron disparando al menos un par de minutos más hasta que el comandante levantó el brazo y automáticamente todos dejaron de hacerlo. Con un gesto de manos ordenó a uno de los soldados de la primera fila que comprobara el resultado de su trabajo. El soldado inmediatamente se acercó al montón de restos de basura, cenizas y plástico fundido.
-         Comandante, aquí no hay rastro de ningún ser.
-         ¡¿Cómo?!, ¿querrás decir de ningún ser vivo? – la enojada voz del comandante atemorizó al soldado.
-         No, no señor – dijo con temblorosa voz el soldado – no hay rastro de ningún ser ni vivo ni muerto, no hay nadie.


7 comentarios:

  1. En buena hora. Estamos leyendo tu novela!!

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  2. Mas bien el proyecto, o bosquejo, o no se... jeje

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  3. Venga ya va saliendo capítulo a capítulo, de momento mucha ciencia ficción a ver como sigue la cosa...

    Un abrazo.

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  4. Muy buena C.F. de acción e intriga. Un abrazo.

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  5. Oye, no es mi género preferido, pero he de decirte que me atrapó, de principio a fin, y me quedé con ganas de seguir leyendo...muy bueno,felicidades!

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  6. esta muy bien llevado, y aunqe como ya te comente no es mi genero preferido, dan ganas de seguir leyendo

    un abrazo,
    salut!

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  7. Nos tienes intrigados con tu novela, sigue así, Pedro, vas muy bien.

    Abrazos

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