Harto de la opresión, de la censura, de las normas absurdas,
de la dictadura, Ángel abandonó el cielo. Pero Dios, el dictador, le prohibió
su regreso, algo que no preocupó al ser alado. Así abandonaba la hipocresía, el
tener que adorar a alguien a quien no conocía para poder vivir libremente lo
que resultaba una completa contradicción.
En el infierno las cosas no estaban mejor. La mano del
todopoderoso era infinita. Allí, junto a psicópatas, violadores y otros
monstruos humanos, había todos los seres que no cumplían los caprichos de Dios.
Satán estaba encantado y disfrutaba torturando a homosexuales, divorciados,
ateos y otros de creencias diferentes. Había también niñas violadas que habían
decidido abortar, otras simplemente habían cometido una imprudencia común a su
edad por falta de información y no querían tener que pagarlo para el resto de
sus vidas. Habían suicidas, bebés que no habían sido bautizados y un gran
etcétera de personas de corazón poco malvado. Resumiendo, la mayoría de los
seres humanos. El sistema hitleriano impuesto por Dios era implacable.
Asqueado, Ángel huyó de allí y también las puertas del
infierno se le cerraron para siempre.
De sus ojos salieron lágrimas, lágrimas de sangre. Deambuló
sin rumbo cual alma en pena por el paraíso hecho ruinas hasta el fin de los
tiempos.
Ángel había entrado en un cielo equivocado. En el cielo que le habían enseñado los hombres, con un Dios a medida de ellos.
ResponderEliminarPero Dios era otra cosa, así como el cielo. No era hecho a medida de los hombres, era un misterio al que la inteligencia humana aún no había podido alcanzar.
No, no existía tampoco el infierno, el que había conocido Ángel era un infierno también a medida de los hombres, para que tuvieran miedo y someterles. Pero el infierno no existía.
Mientras duraba la trayectoria del hombre sobre la tierra, cielo e infierno iban dentro de sí. Según pudiera manejarlos, así se sentiría...
Muy interesante, Pedro. Un beso.
Interesante tu continuación Sakkarah :)
ResponderEliminarBesos.
El infierno debe ser un gran sitio, lleno de putas drogas y cerveza, cuando nos encontremos allí disfrutemos de la fiesta eterna! xDDD
ResponderEliminarVisto y considerando prefiero tener los pies sobre la tierra todo el tiempo que pueda. Abrazo!
ResponderEliminarYo creo que hay muchos como angel sobre esta tierra que vagamos perdidos esperando una luz verdadera...me ha gustado muchoooo, escribes genial Pedro, gracias por tus visitas cielo, besosssss y bon dia.
ResponderEliminarCon ningún sistema impuesto, maquillado con la palabra Libertad, tan manoseada desgraciadamente, podré estar de acuerdo. Angel busca lo que está dentro de él, no hay que ir muy lejos eso creo.
ResponderEliminarYo no creo en el infierno ni en el cielo con el que manipulan libertades...ese que nos pintan desde niños...no, que vá. Besoss!
Exquisito lugar! Un placer recorrerlo!
ResponderEliminarLo he descubierto siguiendo sus pasos, Pedro, desde mi playa. Gracias por ese paseo suyo, entre mis olas!
Saludos azules...
Estoy de acuerdo contigo. Sin hablar metafóricamente, las religiones ponen mas el acento sobre hechos que no tiene nada que ver con la calidad de las personas, mientras que verdaderos demonios que le rezan todos los días y adoran a su dictador reciben su lugar entre los privilegiados. Un abrazo.
ResponderEliminarPues chico que viva su vida como muchos ni paraiso ni tan infierno..
ResponderEliminarcreí que le darías la bienvenida al clu.....clu...clu..
besos
Su infierno fue el no encontrar su lugar, la soledad externa e interior de no comulgar con nada.
ResponderEliminarUn texto inquietante.